Lohmann abre su pesquisa con un dato mayúsculo: el capital —barras y monedas de plata— empleado por particulares desde el Perú para la importación de bienes y colocaciones en la Península, triplicó los ingresos de la Corona española durante 150 años a partir de la Conquista. Este enorme caudal, paralelo a la recaudación fiscal, se tradujo en una impetuosa agilización de la economía de España y de los mercados europeos. Si bien Lohmann se cuida de explicitarla, no se puede ignorar una vinculación entre la producción de metales en el Perú y el nacimiento del capitalismo occidental.