NUNCA DE MÍ TU ESPEJISMO

La poesía es también un grito. Un deseo urgente de espiar nuestras circunstancias y de gritar. En estas páginas, ROMINA SILMAN conjura el lenguaje como una revancha contra el dolor. "Nunca de mí tu espejismo" es un canto personalísimo donde en cada verso, en cada palabra, la poeta nos hace partícipes (con destreza, con delicada precisión y con los ojos muy abiertos) de su lucha cotidiana por advertir cómo lo amado se transforma en lo terri-ble. El cuerpo enfrentado al olvido. El deseo enfrentado a la herida. Y cómo, al final, se logra trocar lo monstruoso a cambio de este grupo de poemas florecientes. Restitutivos. Aquí se logra hacer de las cenizas algo realmente bello.
BRUNO POLACK

"Nunca de mí tu espejismo" se nos ofrece como un ajuste de cuentas que se libra en el cuerpo y en la memoria. ROMINA SILMAN escribe la crónica del eros que ha sido atravesado por la verdad, la belleza y la crueldad en igualdad de términos. Pasar la poesía por el cuerpo es una forma de conocimiento del mundo y del otro.
Aquilatar así el corazón permite una verdad que solo es posible alcanzar en el ejercicio genuino de la palabra. En estos poemas, el deseo se despliega como celebración y como herida. La poeta comprende el baile de la lenta erosión de los afectos y las verdades que se fraguan en sus grietas. Esta es la poesía que se escribe cuando el sujeto arde, y la violencia es educación sentimental y paisaje. Esta obra es la bella y urgente manera que tiene una voz de ponerse de pie. Todo el horizonte para su cima.
MARÍA BELÉN MILLA ALTABÁS

ROMINA SILMAN escribe desde el cuerpo.
Cada poema es un tejido compuesto de hilos que traspasan la piel para cerrar grietas. Con sutileza descubrimos la fortaleza de lo vulnerable. En su escri-tura, el cuerpo fragmentado se convierte en casa, campo de batalla, en un lugar donde aún puede habitar la ternura. Cada poema es darle forma al presente para entenderlo, volverlo pa-sado. Se necesita para seguir.
"Nunca de mí tu espejismo" es una resurrección, un libro que muestra la herida y al nombrarla, la repara. «Lle-gué con los ojos abiertos como páginas nuevas mientras alguien afilaba su pluma». La herida, el cuerpo y la memoria son también una forma de resis-tencia. Y es ahí donde ROMINA SILMAN nos invita a reconstruir.
PALOMA YEROVI