Los hinchas que repiten su nombre domingo a domingo nunca lo vieron jugar; sin embargo la figura de Lolo Fernández ha trascendido en el tiempo como el máximo ídolo de Universitario. No solo lo recuerdan por sus logros futbolísticos como ser seis veces campeón del torneo peruano, siete veces goleador y campeón de la Copa América del 1939; siendo el goleador del torneo; sino también por lo que significaba Lolo como persona. Un tipo humilde que nunca le negaba un autógrafo a nadie. En la cancha, hizo de la garra una característica de su juego.
El amor a la camiseta era otro sello del “Cañonero”. Jugó por 23 años vistiendo la camiseta crema. Rechazó un cheque en blanco de un equipo chileno. En una de sus última entrevistas en televisión, repitió que solo recibía un sueldo de 2 soles y 50, pero jugaba feliz por el amor y cariño que le tenía a la camiseta. Una canción de su época de futbolista lo llamaba ídolo de todos peruanos. Lolo tenía seguidores de todos los equipos, los cuales se llamaban “lolistas”. Sus últimos chimpunes los guarda un hincha del clásico rival hace más de 50 años.
A partir de la figura de Lolo, en su centenario, sus hinchas le regalaron la bandera más grande del Perú; mientras que los jugadores cremas le obsequiaron el campeonato. Sus seguidores le rinden un homenaje cada 20 de mayo con la Ruta de Lolo en el lugar donde nació, “la tierra santa”, Hualcará, en Cañete. Esta segunda edición de ‘La Camiseta de Lolo’, busca encontrar porque Lolo Fernández sigue presente en la mente de sus hinchas, a pesar del paso de los años.
