DELIRIO

Aguilar no conocía completamente a Agustina, es decir su pasado. Sabía de algunos sucesos de la vida cotidiana familiar y con ello le bastaba, hasta aquel domingo en que regresó de un viaje de negocios y la encontró perdida en la inconciencia. Entonces, Aguilar tomó la decisión de sacar a Agustina al otro lado aunque ella misma se opusiera, y para hacerlo empezó a hurgar, revelar y descifrar lo que pudiera haberle hecho daño a su mujer, y eso, él lo intuía, estaba en la historia personal de Agustina, atada a su historia familiar. ¡Y qué sorpresas se llevó! En nombre del decoro, la familia de Agustina sacrificó verdades y en nombre de las apariencias, sacrificó personas. Aguilar tuvo que descubrir la verdad tras los eufemismos con que se nombraron las vergüenzas, esas que Agustina tenia clavadas en el alma y que finalmente la atravesaron. Además la familia se movía, con su inestabilidad, en una realidad social que no era mucho mejor, con tentaciones del dinero fácil, rápido y rentable ...